Cuando hablamos de reproducción asistida, clonación o manipulación genética, vemos como estas técnicas nos obligan a considerar desde un punto de vista nuevo muchas cuestiones que se daban por resueltas de forma tradicional, puesto que junto a los indudables beneficios que podrían suponer, se encuentran implícitos muchas posibilidades de abuso y confrontaciones éticas. El problema entre ley y moral en el tema de las biotecnologías teniendo en cuenta todas las posibilidades que presentan, llevan consigo dilemas difíciles de resolver que se reavivan porque no hay un consenso realmente establecido y el estado tiene que establecerlo. (Casado González, 1997)
La opinión de la sociedad ante la reproducción asistida en la actualidad es de aceptación generalizada. Sin embargo encontramos concepciones morales y religiosas distintas, por ejemplo la religión católica se muestra totalmente contraria a esta aunque no hace hincapié en su prohibición. Aun así esta aceptación social tiene ciertos límites, no suele aceptarse la maternidad de alquiler ni la aplicación de estas técnicas a parejas de mujeres homosexuales. (Casado González, 1997)
Los feministas por muchas de las cosas que vimos antes, tampoco so en muchos casos favorables a estas técnicas. Existe la creencia de que pueden estar sometidas a presión, que la información no es del todo clara (por ejemplo en la donación de óvulos). Lo que en un sentido un logro para la mujer, en el sentido de una nueva opción reproductiva, puede ser una nueva forma de opresión. (Casado González, 1997) Así, por ejemplo, en el caso de la gestación por sustitución o alquiler de útero (maternidad subrogada) en el cual una mujer gesta a un niño mediando un pacto por el que cede todos los derechos sobre el recién nacido a favor de otra persona es también fuente de conflictos éticos. Los conflictos giran en torno a la maternidad, la identidad genética del hijo nacido, la manipulación del cuerpo femenino y a la comercialización de la reproducción donde se trata al niño/a como mercancía. (Souto Galván, 2006)
Otros problemas sociofamiliares, como la limitación del número de hijos por donante, están resueltos por las normas jurídicas y las de buena práctica clínica. Por otro lado, cuestiones como la posibilidad de elección del sexo del hijo también generan controversias. Y los problemas dependen de si se considera la cuestión como una decisión individual, simplemente, o como algo que repercute en la comunidad misma. (Casado González, 1997)
Vemos en este sentido que plantea nuevas relaciones médico-paciente y un aumento de la medicalización de la sociedad. Los presupuestos sanitarios no son limitados y los gastos de salud aumentan con estas técnicas por lo que la sociedad debe elegir prioridades en la atención sanitaria y el que se tenga esto como una necesidad o no, puede generar nuevos conflictos sociales. (Casado González, 1997)
En este caso vemos que los aspectos éticos que se tratan en la fecundación, cambian en el tema de la clonación pues se trata de un salto cualitativo en la intervención humana. En la fecundación artificial el hijo engendrado es la unión de los cuerpos de los padres (aunque se realice en un principio fuera del cuerpo de la mujer), la clonación va mas allá pues elimina la reproducción biológica: así, el problema ético no es solo el determinar la dotación genética de una persona copiando a otra, sino el poder de prescindir de que una persona sea hijo, nieto, tenga familia, etc. (López Moratalla, 2004)
De esta forma en cuanto a la clonación humana, el debate ha sido y sigue siendo muy complejo. Aparentemente hay un solo tema de fondo : la intención con que se quiere realizar la clonación humana. Así la falta de consenso la encontramos en si hay o no diferencia real entre la clonación humana reproductiva y la clonación terapéutica. (López Moratalla, 2004) La distinción entre terapéutica y reproductiva sirve a los distintos actores involucrados en el debate para consolidar la clonación humana como un «hecho científico» y, sobre todo, para construirla como un problema de política científica. (Alcíbar Cuello, 2004)
Muchos defienden que no se puede rechazar la clonación terapéutica, en la que se intenta llegar a la fase embrionaria de un ser humano, con fines de investigación biomédica, para tratamiento del enfermo que se clona, por ejemplo para un trasplante. Mientras que por otro lado, hay quienes opinan que el fin no justifica los medios, y no puede generarse y destruirse un embrión para beneficiar la salud de terceros ya nacidos. (López Moratalla, 2004)
Por último, no hay que olvidar que las tecnologías de clonación, no son eficaces, lo que hace aumentar el debate, puesto que hay quienes opinan que por esto mismo se debe seguir investigando y quienes no aceptan que se utilicen cientos de óvulos humanos, o se creen embriones enfermos, por una investigación científica. (López Moratalla, 2004)
Por otro lado, aunque históricamente en medicina ha existido la recogida y almacenamiento de material biológico humano el concepto de “biobanco” es muy reciente y hace emerger nuevas cuestiones éticas, tanto a los individuos de los que se obtienen las muestras (su información genética) a los investigadores que las manejan, y a la sociedad en general. (Abascal Alonso et al., 2007)
Mas allá del debate ético vemos que aparecen en este tema muchos actores sociales diferentes, que tienen diferentes intereses en cómo se regule por ley, como por ejemplo: unos pueden querer que se reconozca y apruebe la clonación para no poner freno al progreso científico o para oponerse éticamente a la clonación reproductiva, otros verán en estas nuevas técnicas una forma de ganar dinero y notoriedad (ejemplo empresas biotecnologías con intereses comerciales en la clonación), etc. (Alcíbar Cuello, 2004)
En todos estos dilemas vemos que al final giran en torno a la esencia misma del ser humano, que se resiste a una “cosificación”. Empieza a ser visto desde el punto tecno científico, como una “cosa” que puede modelar como otro objeto. (Souto Galván, 2006) Gira en torno al desacuerdo en torno si el ser humano es un valor en si mismo o es relativo a su situación biológica, y por tanto es ponderable respecto a otros valores como el progreso de la ciencia. En este sentido, en el imaginario actual no está una ciencia poderosa capaz de hacer copias idénticas de un ser humano con unas cualidades biológicas precisa, ni siquiera esta al copia exacta de un joven muerto en accidente para consuelo de los padres. Pero sin embrago, cada vez cobra más fuerza la idea de un embrión o un feto, más o menos malformado, copia de un enfermo como material biomédico. (López Moratalla, 2004)
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